Cartel Vía Crucis Utrera 2024



120x80. Óleos sobre lienzo
2024

¿Cómo, siendo tan bueno, así le azotan?

Hace tiempo, llegaba a mis manos el libro Semana Mayor en tono menor de Manuel Morales.
En él, uno de los poemas, categóricamente titulado “Cristo es Azotado” el cronista describe la conversación de una madre con su hija…
+ Es el Señor, atado a la columna; le azotan con rigor unos verdugos.
- ¿Y por qué van pegándole esos malos?
+ Porque es el Salvador, era preciso.
- ¿Y por qué se está quieto? ¿No es el amo del mundo? Nos lo dice siempre Madre.
+ No entiendes nada de eso.
Es el Señor, más puro y más hermoso, que una hermosa y purísima azucena.
Es el Señor, más dulce y deseable, que la miel y la fruta ya madura.
Es el Señor, tan manso y tan sumiso, como un blanco y rizado corderito.
Es el Señor, tan bueno y generoso, que padece con gusto por los hombres.
Es el Señor, que paga con su vida, las penas que merecen los pecados.
¡Tuvo que ser así, duro misterio!
- ¿Cómo siendo tan bueno, así le azotan?


El cartel es una conjunción de alegorías pintadas en óleo sobre lienzo de 120x80, en el que figura como protagonista indiscutible ese Señor puro, hermoso, dulce, manso y sumiso, bueno y generoso, cualidades todas de un Señor Atado a la Columna que nos mira con compasión y misericordia, aceptando su pasión en virtud de nuestra redención.
El Cristo aparece ataviado como lo vemos a diario en el azulejo que preside la capilla, pero sin potencias. En este acto doloroso, emerge una poderosa metáfora presente en el evangelio de Juan: "Yo soy la Luz del mundo". Cristo, en su sufrimiento, se convierte en la luz que disipa las tinieblas del pecado representado simbólicamente en el sayón de Lastrucci, que flagela al Señor con unas ramas, como en antaño lo hiciera.


Esta escena es complementada por la propia alegoría de nuestra propia vida en cuaresma. Sumida en una intensa oscuridad, levemente iluminada por el reflejo del Señor, por una parte, a la izquierda, aparece el tiempo, personificado como el hombre alado.
Constantemente decimos que el tiempo vuela o que no hay tiempo, por lo que la presencia de este ente alegórico en posición estática y mirando a Cristo, es la invitación a pararnos por un tiempo, para contemplar la pasión en el Vía Crucis, asimilar y comprender así la misión redentora de Cristo.


Por otra parte, a la derecha de la imagen, la madre y su hija encarnan las palabras del cronista, la conversación fruto de la comprensión y el entendimiento de la Pasión de Cristo por parte de la madre, que recoge la sangre del Señor, en una conexión entre la vida, la fe y el sacrificio redentor y la niña que encuentra, en la inocencia infantil, respuesta a todas su preguntas.
En sus ojos se refleja la tristeza de presenciar el sufrimiento, pero también la esperanza de la redención que emana de la Pasión.


Por último, en un lienzo de 30x80, se ha realizado el estudio tipográfico que complementa la imagen del cartel, tomando como referencia los antiguos Vítores que decoran la fachada de la catedral de Sevilla y que se realizaban cuando estudiantes alcanzaban su meta. Con una pincelada seca y en un color rojo cobrizo, el lema 19 de febrero de 2024 Vía Crucis Utrera, alude a esa victoria de la redención que convierte al cordero maniatado, como llevado a matadero en Jesucristo, luz del mundo.


Utrera, a 29 de enero de 2024